Nunca quería tener hijos. No me escuches mal—me gustan los niños. De hecho, creo que soy bastante buena con los niños, sí, puedo decirlo, les gusto...pero no pensé que fueran para mí. Siempre me he identificado como una persona de carrera—es quien soy. Mi mundo está construido alrededor de mi trabajo. Pero cuando conocí a Josh, ahora mi marido, eso cambió.
En 2016, después de un año de ser novios, recuerdo que estábamos yendo a la boda de una de mis mejores amigas y a la misma vez, estaba super tarde con mi periodo. Fuimos a la boda con esa idea en nuestras cabezas—¿Qué pasaría si estuviera embarazada? ¿Estaríamos listos? Después de la boda tomamos una prueba de embarazo, estábamos nerviosos sentados esperando pero fue negativo. Creo que nosotros dos sentimos un poquito de alivio. No habíamos estado juntos por mucho tiempo en ese punto y no nos sentimos listos para esa responsabilidad—y como Josh siempre me recordaba, “No quieres hijos, ¿Verdad?” Pues no, pero quizás. Quizás contigo. Quizás con él ya puedo empezar a ver un futuro seguro para un niño, y quizás con una pareja quien participa completamente como adulto si puedo imaginarlo. Y sí, empecé a imaginar y empezamos hablar de eso y de nuestro futuro.
Alyson con sus sobrinas.
Siempre digo que nos movimos muy lentamente Josh y yo. Éramos amigos por un año antes de salir en una cita oficial. Nos tomamos cuatro años para vivir juntos. Nos casamos después de ocho años de novios…Tomamos nuestro tiempo. Pero esta no es realmente la mejor idea cuando se trata de tener un hijo, especialmente cuando se clasifica como “geriatría” cuando se habla de quedar embarazada.
Yo he pasado toda mi vida escuchando, “ay te ves tan joven” y en la opinión de Josh, “¡actuas muy joven también!” (¡Jaja!) Cuando alguien me pregunta cuántos años tengo, nadie puede creerlo. ¡Gracias Mamá y Papá por sus genes tan fantásticos! Pero comentarios así no debería ser una guía para correr tu vida reproductiva. La ciencia sí existe. Déjame regresar.
En 2019 cuando Josh y yo nos comprometimos decidí dejar de tomar mis anticonceptivos. Empezamos a hablar de su deseo de tener hijos y yo había aceptado y adoptado la idea. Y más que aceptarlo, empecé a soñar un poquito. Quería verlo como papá. Quería tener esa experiencia y aventura con él. Tenía miedo pero ya estaba con alguien quien podría verme tomando ese paso—no era el caso siempre. Soy consciente de que estoy enmarcando esta historia principalmente a través de los sentimientos de Josh. No estoy segura de haber examinado tan profundamente mis propios sentimientos acerca de tener un bebé. Todavía no estoy segura de cómo me siento al respecto.
El tiempo pasó. La pandemia de Covid pasó. Compramos una casa. Tuvimos nuestra boda. Tiempo paso y paso y paso y nada. No estaba muy preocupada pero en 2021 me di cuenta—wow—hemos estado tratando de tener un bebe y nada había pasado. Cuando hablaba con mis amigas, todas me decían—va a pasar, eres joven, pasará cuando menos lo esperas, le pasó a Janet Jackson, le pasó a Serena Williams…En retrospectiva, no debía estar tomando consejos de mis amigas—no quiero decir nada mal de ellas—pero no son expertas. Era tiempo de consultar a algún profesional.
Alyson y Josh en su boda.
Hice una cita con el departamento de Medicina de Salud Reproductiva y de la Fertilidad recomendado. Tenía una consulta con un doctor muy amable. Le dije todo y me dijo que necesitaba hacer unos examenes de sangre, ir por un ultrasonido, que Josh también tendría que hacer unos examenes y hacer una cita con la psicóloga para los dos juntos. Estábamos de acuerdo que ese fue el paso adelante. No tenía miedo, sentí que iba a darnos la solución y respuesta que buscábamos. Pero no fue tan fácil. No sabía que las opciones disminuían después de los 47 años, y ya tenía 46. Después de ver mi útero, me dijo que afortunadamente estaba en buena salud, pero por desgracia, demasiada vieja. Josh no tenía ningún problema. Sus nadadores estaban nadando, por si me entiendes. Le doy crédito al doctor - no me dijo en ninguna manera grosera ni dramática - pero directamente sin alguna anécdota de una celebridad o con lenguaje florido. Es ciencia. Y fue la primera persona en hablarme así - con hechos, datos, y la realidad. Me recomendó a seguir con la cita con la psicóloga porque aunque tenía 46 años en este tiempo, mi cuerpo estaba lo suficientemente saludable para cargar un embarazo con huevos donados durante al menos cuatro años más.
Josh realmente cree en la tradición. Cuando es otoño, quiere dar paseos bajo hojas naranjas y amarillas y comer donas calientes de sidra de manzana y ver fútbol americano los domingos. Durante la Navidad tiene que ver la película “Family Vacation” al menos tres veces y la música navideña suena durante todo el mes mientras canta con el entusiasmo del mismísimo Santa Claus. Él tiene ideas muy específicas sobre cómo quiere que sucedan las cosas y cuando se trata de su familia, creo que ha soñado en tener hijos por un largo tiempo. Quiere tener la experiencia de descubrir que va ser padre o tener la oportunidad de sorprender a sus padres. Quiere jugar a la pelota con un niño pequeño y algún día ser su entrenador. Él tiene esta visión en su cabeza muy claramente. ¿Y yo? ¿Cómo me siento? ¿Puedo verme a mi misma como algo más que una persona de carrera? ¿Puedo verme a mi misma como mamá?
Escoger algún donante en un cuaderno como si estás yendo de compras por zapatos no encaja con su visión. Pero fuimos de todos modos a la cita con la psicóloga. Pensamos por un rato en esta idea. Tenía una amiga que me dijo que podría tener sus huevos gratis. Hablamos del dinero que tendríamos que pagar (como $30,000—y no voy a opinar de mis pensamientos de eso ahorita—necesitaría escribir otra composición de quien puede tener este opción y la injusticia de eso…) Pues, después de unos meses, no sentimos que eso fuera la respuesta a nuestro problema.
En el año desde este grupo de citas seguimos intentando tener un bebe pero quizás con una energía menos determinada. Tratamos de ser felices por cualquier amiga o conocida que anuncia su embarazo por Facebook y cuando vemos algún comercial de alguien mostrándole a sus papás su sonograma, nosotros nos sentamos en un silencio incómodo.
Trato de no llorar viendo la corriente interminable de videos por Instagram de mujeres sorprendiendo a sus esposos que van a tener un bebe. Y aunque no estamos deprimidos y no estamos peleando, este asunto vive con nosotros. Y tengo que preguntarme ¿Soy suficiente? ¿Seremos suficientes juntos, solo nosotros, durante los próximos 40 años?
Alyson siguiendo los ciclos de su periodo en un app.
Hace una semana fui a un evento para celebrar la publicación de un libro sobre la infertilidad. El libro es una colección de arte hermoso y ensayos inspirado por esos viajes de la infertilidad. Había una artista allí, con obras de arte tan grandes y bonitas e impresionantes—como ventanas de vitral en una iglesia, hechas con los materiales de su propio viaje de infertilidad. El embalaje del medicamento, las jeringas vacías, todo hecho en un collage que formaron lo que pareció como la Virgen Maria y su bebe. Sus palabras sonaban igual que mis propios pensamientos—“con todo lo demás en mi vida, podría averiguar algo, había algún tipo de solución, pero con esto no podría hacerlo sola. No podría resolverlo sin ayuda.” Algo se estaba abriendo en mi corazón—creo que quizás por la primera vez estaba dejándome sentir todo lo que estaba sintiendo. Esta situación, este viaje sí fue difícil. Esto sí me hace triste.
Durante su plática, explicó que tenía un collar que llevó durante todo el proceso de tratar de embarazarse la primera vez—sus rondas de tomar la droga Clomid, durante el IVF, a través de sus múltiples abortos espontáneos, y finalmente durante la decision de usar a un donante. Le dijo a la audiencia que estaba lista para dárselo a una mujer que lo mereciera. Después de todos los discursos fui a decir hola y para darle las gracias por la manera tan honesta que compartió sus sentimientos. De repente, ella me ofreció el collar. Estaba aturdida. Yo no tenía cuentos como los artistas y las escritores presentado en este libro y evento.Si sentía la tristeza cada mes cuando sangraba, durante todos los meses de seguimiento de la ovulación en una aplicación de mi teléfono, pero no había emprendido un viaje de héroes como ellos.
La definición oficial de infertilidad es tratar (y no conseguir) tener un bebe por un año sin anticonceptivos. Puede ser clasificada como una enfermedad, ¡incluso una discapacidad! Por alguna razón eso me hace sentir incómoda. No se si soy digna de estar en este círculo de artistas en este evento. Después de cumplir 48 años, de tratar de tener un bebe por 4 años sin nada, de sentir el desamor cuando la sangre llega cada mes, creo que me he resignado a la idea de que esto no sucederá. No me sentía digna para llevar este collar. No podría aceptarla. Le di las gracias, compré el libro y fui a casa para contárselo a Josh. Me dijo que debía haber aceptado este regalo. Él todavía tiene la esperanza.
¿Y yo? no lo sé.
Virgo Fructuarius por Eva Nye.