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Cuento de Rocio

Soy Rocio de Lima, Perú. Soy mujer, nieta, hija, madre, hermana y más. Soy madre de 2 jóvenes que son adultos, los cuales son mis pilares en mi vida y estoy agradecida. Tengo 54 años y estoy orgullosa de seguir adelante y seguir aprendiendo. Recibo mucho amor y cariño de mi familia y también amo a los perritos que son mi debilidad. Yo soy la nieta mayor y tenía que ser el ejemplo de mis primos. Crecí como hija única hasta los 17 años. Y también crecí en una burbuja de protección de mi familia, la cual no siempre está para cuidarnos. 

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Lamentablemente cargue el bullying en mi vida desde mi niñez. Recuerdo que a los 4 años tuve un accidente el cual casi pierdo la visión y un ojo, pero eso no sucedió. Pero sí afectó en mi crecimiento con burlas de mis compañeras del colegio de mujeres en la primaria donde observe que yo no era la única que recibía bullying. También se burlaban de otras compañeras; si eras gorda, flaca, fea, baja, demasiado alta, si eras oscura, si eras pobre, si no tenias ropa y/o cosas de marca, si eras tímida y/o callada, eran tantas cosas. Desde pequeña he pensado que existen tantos prejuicios y no nos damos cuenta del daño que hacemos a otras personas. ¡Qué difícil es crecer así!

Rocio en Puerto Rico con un perrito de Perú.

También recordé que el colegio era religioso y me enseñaban a pedir perdón por todo; eso me hizo ser introvertida y crecer con temor al decir cosas sin poder dar mis opiniones. Con el tiempo me di cuenta que al no decir las cosas, nos puede traer problemas y llenar de traumas, cargar daños o culpas al no serlo o no expresarlo. Pero bueno esto fue mi niñez y afectó al crecimiento de mi adolescencia que era con temor y sin confianza. Me daba pena decirle a mi mamá a pesar de la confianza que teníamos.

 

Si a mi madre, me daba pena decirle las cosas porque ella trabajaba tanto, ¿para qué darle más problemas? Entonces decidí mejor callar y eso me enseña a decir que por favor NO, NO HAGAN ESO. Recordándola como una mujer fuerte, trabajadora, con carácter, extrovertida, alegre, luchadora, padre y madre. Yo la veía y la admiraba y sabía que era difícil para mi ser cómo ella. No pude crecer al lado de ella porque trabajaba casi todo el día, solo el domingo y la noche del sábado estábamos juntas. Pero es hermoso recordar que llegaba muy tarde y entraba a mi habitación y se acercaba silenciosamente a mi cama  y me daba un beso a mi cabeza y sí había veces que la sentía.

 

Sin darme cuenta con ella aprendí lo de justicia reproductiva. Ahora siendo promotora; se que mi madre también luchaba por el bienestar de las personas, que orgullosa me siento ya que ella está en el cielo y me enseñó algo importante en la vida. La veía en su trabajo ayudando a personas vulnerables. También ayudó a dos mujeres en el tema de aborto saludable. En ese tiempo yo no entendía sobre el aborto pero mi madre me explicó el derecho y los motivos de hacerlo. La vida era difícil para encontrar recursos y orientación sobre el tema y apoyo económico en relación a métodos anticonceptivos y la salud reproductiva. Mi mamá siempre me decía que no me costaba nada poder “dar la mano", que si podía las escuchara, que algunos necesitamos desahogar y expresar sentimientos. Esto fue importante para mi porque me ayudó ahora en mi trabajo con la comunidad cómo promotora. Gracias mamá.

Rocio en frente de Machu Picchu.

Cuando yo tenía 19 años, mi mamá decidió emigrar a Madrid, España para buscar un futuro más seguro para nuestra familia. Ya que en mi pais en ese tiempo era peligroso con el terrorismo. Después de nueve meses, ella regresó por nosotras. En ese país tuve la oportunidad de trabajar como tutora de un niño y estudiar; aprendí muchas cosas como superar los prejuicios. A la vez creció mi autoestima y descubrí que no era tan tímida cómo yo me veía.

Todo fue en una noche que salí con mi novio y vi a un hombre que pegaba a una mujer. Fui me acerque hacia ellos y le dije al hombre, “¡No le pegues! ¡Tienes que parar!” 

 

Él se veía fuerte y me dijo “¡Fuera! Este no es tu asunto.’’  

 

Entonces yo me interpuse, la agarré a ella hacia mi. 

 

Pero mi novio me dijo, “Dejala,” para evitar problemas y yo dije, “NO NO, porque yo no la voy a dejar sola.” 

Y fue curioso o suerte que llegaron 3 hombres y uno de ellos me dijo, “¿Pasa algo acá? 

 

Yo le dije “SÍ, él le está pegando.” 

 

Entonces uno de ellos me contestó, “Vete con ella que acá lo agarramos un rato.” 

 

Fuimos a la casa de ella a recoger sus documentos y encontrarle un lugar seguro. Esa fue la historia. Yo me desconocí, pero vi que iba creciendo mi confianza. 

 

Con el tiempo conocí a mi esposo, nos casamos, tuvimos a mi primer hijo en Madrid y de ahí decidimos que yo tuviera a mi segunda niña en Perú. Entonces fui un año a mi tierra donde pude estar al lado de mi familia que añoraba tanto. Recordar los momentos, las risas y valores…ya con el tiempo tuve que regresar a lado de él para comenzar nuestra vida los 4—nuestra pequeña familia y venimos a los Estados Unidos.

Rocio con sus hijos en Wisconsin.

Así emigré a Esados Unidos a los 27 años, también vinieron mi madre y hermana para no estar sola. Lamentablemente a mi madre le dio cáncer de seno y eso nos cambió la vida. Así comencé a acompañarla a sus tratamientos y terapias. Ahí conocí a la comunidad hispana en Milwaukee. Mientras esperaba, hablaba con personas. Escuchaba de ellos que no tenían papeles, tenían miedo por sus estatus migratorios, no hablaban inglés, no tenían seguro médico y muchas cosas más. Gracias a ella, comencé a ir a centros y talleres hispanos donde contactaba con personas y/o buscaba recursos para informar en lo que yo podía. Lo triste es que mi mamá decidió regresar a nuestro país por su estatus migratorio.

 

Así, con el tiempo en un centro, conocí a una promotora y me presentó a Maria Barker.  Ella me habló de Planned Parenthood y CCmáS. Lo cual me encantó, me dije será una gran experiencia el poder aprender ofreciendo temas y apoyo gratuitos. Entonces vino la oportunidad de  poder guiar a otras personas a crecer y yo también. Así que decidí ser promotora. Ya cómo promotora, al principio no fue fácil y pensé “me equivoqué esto no es para mi.” Pero me di cuenta que con tiempo, perseverancia y amor, aunque suena cursi decirlo, se logran las cosas. Bueno siempre me ha gustado compartir y/o apoyar en lo que puedo. En mis fiestas caseras tuve la oportunidad de aprender de varios participantes sus ideas, sueños, metas, sentimientos, culturas, emociones, y más; que te enriquecen  personalmente y profesionalmente. 

 

  • Se logró un grupo de personas que se fortalecieron personalmente y profesionalmente 

  • Se creó un grupo en WhatsApp donde ponemos anuncios de regalar o dar gratuitamente, ropa, muebles, artefactos, etc. 

  • Organizamos eventos de donaciones

  • Publicamos informaciones, recursos, noticias, etc. 

  • Nos reunimos en momentos especiales cómo Navidad, día de la madre, etc. para motivarnos y apoyarnos. 

  • Ellas aportan su granito de arena informando a otr@s.

  • Se aconseja, alientan, o desahogan sus problemas. 

 

También como promotora tuve otra oportunidad de crecer en 2023. Todo fue que una prima me invitó a Lima, Perú a llevar y repartir juguetes a niños de una comunidad vulnerable donde me siento muy agradecida con la vida de seguir aprendiendo. Vi a niños y madres felices, conversando ahí con las mujeres y observé la necesidad de recursos. Con esta situación se me vino una lluvia de ideas para poder dar mi granito de arena. Todo esto me llevó a crear una organización para capacitar y promover información a las mujeres para tener comunidades saludables.  No fue fácil, hubo tantos sentimientos encontrados como temor, impotencia, lágrimas, y alegrías. En enero de 2024, se logró construir el centro que se llama USELF (Una sonrisa en la Familia) donde empezamos con mucho amor y optimismo. Se que hay personas que queremos ayudar, lo que faltan son herramientas. Nuestra misión ahora es minimizar los problemas a las mujeres y familias.  Nuestra visión es poder crear varios programas y oportunidades para ellos. 

Rocio y mujeres haciendo programas con USELF en Lima, Perú.

Estoy agradecida a CCmáS y Cuentos de Confianza de poder compartir sus programas con USELF en Lima, Perú porque nos ayuda a seguir creciendo y superarnos. Mi sueño es seguir apoyando mujeres en Wisconsin y Perú y que ellas logren empoderarse y puedan empoderar a otras mujeres.

Rocio enfrente de una montaña y una estatua con alas coloridas.

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