Emilia y su familia cuando ella era pequeña.
Soy natural de Yabucoa, Puerto Rico, pero nací en Fajardo, Puerto Rico por complicaciones de parto que mi mamita Carmen tuvo a la edad de 31. Mis padres me contaron que fue una Bendición o Milagro que yo y mi madre estuviéramos vivas. Yo soy la menor de 6 hermanos, pero me crié con 5 hermanos porque mi hermana mayor nació muerta. Mi padre le llevaba 10 años de edad a mamita, ellos no estuvieron mucho estudio, mamita llegó a terminar 5to grado y papito 4to. En el 2013, perdí a mi papito, todavía no lo supero, mi mamita cumplió sus 90 años en octubre del 2023, pero se ve como una de 15.
Aunque Papito no estuvo mucho estudio, él fue un hombre muy inteligente, él cultivaba, siempre tenía animales y nunca nos faltó el pan de cada dia. El trabajaba en una vaquería cercana. Recuerdo levantándome como a las 3 de la mañana, con un olor tan rico, para tomarme un poquito de cafe negro con mi papito antes que se fuera a trabajar.
El se iba a trabajar y yo a dormir para levantarme más tarde para ir a la escuelita. No digo que éramos pobres, sino que éramos conforme con lo que teníamos.
Vivíamos en el campo en una casita hecha en la tierra construida en madera y techo de zinc (hecho en metal), no tenía pasto alrededor pero si había gallinas y perros, también otros animales en la finca. El dueño de la casa era el capataz de la vaquería. Me encantaba dormir cuando llovía por el ruido que hacía la lluvia cuando las gotas caían al zinc.
Terreno rural con gallinas y árboles en Puerto Rico.
Una casa en Puerto Rico con un perro blanco enfrente.
Yo aprendí mucho de papito. El siempre tenía una invención para arreglar todo. Mis juguetes eran una rueda de bicicleta sin goma y un palito para carreras, un carrito con dos gomas de latas y un palo largo de madera, saltaba la wicca (cuerda), y jugaba a la tablita (rayuela) en la tierra con una piedrita, aunque no eran nuevos de tienda, eran divertidos y nunca me enzorré. Nosotros NO acostumbramos a celebrar el 24 de diciembre, sino a Los 3 Reyes Magos, el 6 de enero. Recuerdo que yo ponía una cajita de zapatos con hierba verde y un platito de agua para los camellos. Ellos comían y bebían y me dejaban un juguete debajo de la cama. Una cosita tan pequeña era tan emocionante. Ahora mirando hacia atrás nunca les deje algo de comer a los 3 Reyes Magos.
Yo tenía 8 años cuando Luis, el hermano de crianza de mi madre, le envió un boleto para el día de las madres para que lo fuera a visitar en Waukesha, Wisconsin. Mamita decidió viajar en diciembre, yo por ser la menor viajé con ella. Recuerdo ver nieve por primera vez, fue una experiencia inolvidable.
Un paisaje nevado de noche en Waukesha, Wisconsin.
Que cosa más bella, ver las nubes caer en pedacitos blancos del cielo, yo cerraba mi ojos y abría mi boca y las cojia con mi lengua. Mi madre decidió que sería un buen cambio de vida y un mejor estilo de vida para criar a sus hijos en los Estados Unidos. Luis le ayudó a buscar todos los recursos y servicios necesarios para poder traer el resto de mi familia a vivir en Waukesha, Wisconsin. En menos de un mes mi familia estaba junta viviendo en un apartamento pequeño. Mi hermano mayor decidió quedarse en Puerto Rico y comenzar su propia familia, y papito lo dejó en la casita hasta que consiga la suya. Sí, la verdad que todo fue bonito y lindo al principio en los Estados Unidos, pero pensándolo bien yo lo tenía todo en Puerto Rico tranquilidad, diversión, amistades y me sentía libre.
Pasaron las navidades y año nuevo y comenzó el segundo semestre escolar en enero. Por primera vez en nuestras vidas nos tocó ir a una escuela americana. Mis hermanos tuvieron suerte porque les tocó ir a una escuela pública que era bilingüe mientras que a mi una católica que no era bilingüe. Hoy en día, dicen que mis hermanos tienen un poco más de acento hablando inglés que yo, yo pienso que es por que ellos tal vez no tuvieron que esforzarse tanto como yo aprendiendo el idioma. Gracias a Dios, conocí a un muchacho Puerto Riqueño que se llamaba Eddie que hablaba español. Pues yo no sabía ni pio de inglés, la realidad es que no sabía cómo me iba a comunicar con las maestras ni entender lo que me decían. La mayoría de mi comunicación con las monjitas era por señal como ir al baño, quiero comer, hasta les contestaba los números en español.
Mi familia se mudaba frecuentemente dependiendo del costo de vivienda. Entrando al cuarto grado me tocó ir a otra escuela diferente, esta era una escuela pública y otra vez, nadie hablaba español. Apenas hablaba inglés, nada más lo necesario. Por primera vez me sentí sola. No tenía amistades, no conocía a nadie y todos me miraban como si yo fuera de otro planeta. Mi primer día fue tan horrible que le dije a mamita que no quería regresar a esa escuela. Yo lloraba todas las mañanas porque sabía el terror que me tocaba enfrentar. No conocía lo que era “Bullying” y “Discriminación”, pero lo estaba viviendo a esta temprana edad. Me señalaban y se reían, me ponían sobrenombres “spic,” “wetback,” “illegal,” me decían que debo regresar a mi país, me jalaban el pelo, me tiraban el almuerzo al piso y se comían mi postre. Yo siempre era la última persona al salir del salón de clases.
Un día me di cuenta que había una muchacha en el salón llorando, Debbie. Le pregunté, “You Ok?” (¿Estás bien?) Me dijo el nombre Bev y con sus manos me señaló por la ventana del salón quien era Bev. Debbie era llenita y con muchas pecas en el cuerpo y Bev era la misma chica con sus amigas que también me molestaban. Estábamos en recreo y le señalé a Debbie que me siguiera afuera. Bev media como 6 pies, casi 2 de mi, me subí arriba de 3 escalones de cemento que habían y la llame “Bev,” ella y su grupito rápido voltearon riéndose y dijo, “What do you want, stupid?” (¿Qué quieres, estúpida?) le hice seña que viniera, cuando estuvo frente a frente de mí, le respondí con un puño que se fue al suelo, todos se rieron de ella, desde esa se le quitó las ganas de maltratarnos. Debbie fue mi mejor amiga en la primaria. No estoy diciendo que esa fue la solución, sino que a eso llegamos cuando no tenemos a nadie que nos defienda o nos ayuden. Yo nunca viví esta experiencia en mi país ni lo vi en la escuela católica. Que diferencia es la crianza de padres con sus hijos, no importa el color de uno para criar mejor. La verdad es que no es fácil entender por qué tienen que haber personas tan desagradables en este mundo.
Emilia y sus compañeras en la juventud haciendo deporte afuera.
Para sexto grado yo dominaba bastante el inglés. Me encantaban los deportes y competir. Hasta tuve mi primer novio y tuve la mejor maestra del mundo Mrs. Cook. Ella me apoyaba, me daba tutoría, me traía regalitos. También ella pagó para yo tomar lecciones de guitarra por 6 meses. Ella llegó a ver lo que yo sufrí, lloré y como me desarrollé los últimos 2 años. Un dia me dijo “Emilia sigue con tu frente en alto y no mires quién está a tu alrededor y sigue tus sueños.” A los 11 años de edad tuve mi primer trabajo, una ruta de papel y no he dejado de trabajar hasta el sol de hoy. Me gradué con un promedio de 4.0 y recibí una beca en matemáticas. Mi pasión siempre ha sido trabajar con los jóvenes y sus familias para que puedan vivir una vida segura y saludable.
A mis 25 años fui afortunada de ser la coordinadora del programa de jóvenes en la comunidad Latina de Waukesha. Trabaje con los padres y sus hijos de 10 hasta 21 años de edad. Ayudaba a los padres en traducciones y con asuntos de la escuela, policía, doctores, comunicación entre la familia y mucha más. Con sus hijos trabajaba las horas necesarias para ayudarlos a tener y mantener un estilo de vida seguro y saludable participando en charlas educativas, deportes, tutoría y otros. Para ayudar mejor a las familias, formé buenas alianzas con el Departamento de Justicia, Departamento de Policía, Distrito Escolar y Colegios Universitarios y Técnicos y otras organizaciones en el área.
Así fue que conocí a Maria Barker y formé una conexión con Planned Parenthood. Maria hacia varias charlas educativas sobre el sexo, ETS, y anticonceptivos con los jovenes. Recuerdo el día que estaba compartiendo con unas amistades y ahí también andaba Maria. Ella ya sabía lo que me apasionaba y me explico sobre el programa de CCmáS y el labor de Promotores. Ella me mira con esa única sonrisa que tiene y me pregunta “¿Qué crees? ¿Te interesaría ser Promotora y trabajar con la comunidad Latina?” Le pedí que me diera tiempo para pensarlo. En agosto de 2021 le di el “Sí”.
Un arbol Flamboyán cerca de agua.
Gracias a mis experiencias pasadas, tropiezos y conocimiento de la vida, ese “Sí” es lo que me motiva a educar a las familias para que tengan conocimiento de las leyes, gestionar y abogar por sí mismas, reconocer discriminacion y cuidar y proteger su salud. Orgullosamente yo sigo los consejos de mi maestra Mrs. Cook, con mi frente en alto buscando recursos comunitarios y ofreciendo planificación familiar para que cada familia pueda vivir una vida saludable.